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    1. Introducción
    2. Preliminar: Aproximación a una acepción de "ETICA"
    3. Betancourt: su ética y su valor
    4. Algunas notas y comentarios sobre la honestidad y honradez de Rómulo Betancourt
    5. Notas bibliográficas y documentales

    Introducción

    Preparar unas líneas sobre uno de los tantos aspectos de un personaje cuya vida y obra no sólo ha resultado trascendental para la historia contemporánea de Venezuela sino de América Latina no resulta nada fácil, sobre todo, cuando quien esto escribe apenas recién comienza a adentrarse en ella. Para mí ha sido motivo de satisfacción y de entusiasmo poder participar en la celebración de los noventa años del natalicio de un líder tan indiscutible en la vida política venezolana, preparada por la "Fundación Rómulo Betancourt", presidida por el Dr. Simón Alberto Consalvi, destacado hombre de las letras, de las humanidades y de la diplomacia nacional.

    En las páginas siguientes, el lector podrá encontrarse con la presencia de los conceptos de "Etica", "Honestidad" y "Honradez" en el pensamiento político y humanístico del personaje, expresados fundamentalmente en su obra del Gobierno Constitucional que presidió entre los años de 1.959 y 1.964 a través de sus documentos recopilados en su obra "La Revolución Democrática en Venezuela" (1). Lógicamente, otros autores han tratado este interesante aspecto en la vida de Rómulo Betancourt, destacándose sin duda, la obra publicada por el Dr. Eduardo Morales Gil, titulada: "La lección Etica de Rómulo Betancourt" (2) y la cual también he considerado.

    Ahora bien, para dar inicio a este trabajo comenzaré por clarificar la definición de lo que se entiende por "Etica", "Honestidad" y "Honradez", así, se establecerá ab-inicio, una guía en el tratamiento de tales conceptos. En la primera parte del ensayo me aproximo a una elaboración de varios parámetros que están perfectamente relacionados con el contenido de la acepción "Etica" y en los cuales voy clasificando los títulos preseleccionados que guardan relación con este término. Ello me ha permitido establecer un orden de estudio y de crear una metodología sencilla para observar la exaltación de los valores éticos que se derivan de los innumerables documentos, discursos y alocuciones de Rómulo Betancourt en el período de Gobierno en cuestión. Para él, los valores éticos y morales en la vida de las personas siempre constituyó algo primordial, y los parámetros propuestos no son otra cosa que la "valorización" que él hacia de los aspectos en que un gobernante debe hacer énfasis en su "pensamiento y acción". Su coherencia entre lo que pensaba y decía, fue sin duda su mejor ejemplo de ética y de honestidad que le permitió ejercer el liderazgo indiscutible en su época. No puede eregirse en líder de nada y de nadie, quien no guarde estrecha relación entre lo que pregona y lo que efectivamente hace; es más, el principio de la demagogia deviene de la no relación de estos términos, y ello constituye la máxima aberración y degeneración del régimen democrático como sistema de gobierno.

    A través de la precisión de los conceptos de "Honestidad" y de "Honradez", analizo, ya en la segunda parte de este trabajo, la posición de Rómulo Betancourt en cuanto a su lucha contra la corrupción administrativa y por supuesto, hago una interpretación de sus conductas que permiten el reforzamiento del concepto de "honradez", considerada ella como un concepto mucho más restringido y de menor alcance que el de "honestidad". Estos dos conceptos se refieren a niveles distintos, y siguiendo a Juan Manuel Mayorca (3), puede afirmarse que "aquella (la honradez) se basa en acciones y ésta (la honestidad) llega mucho más allá: su campo también es el de las omisiones y su materia es bastante más amplia que el manejo de unos cuantos billetes. Por ello, me atrevo a asegurar que probablemente Venezuela haya tenido y tiene en las principales posiciones de dirección del Estado, a muchos dirigentes honrados pero lamentablemente, con altos niveles de deshonestidad a la luz de esta concepción. Y mucho se ha hablado de ello en las tres últimas administraciones que ha sufrido Venezuela.

    El tema de la corrupción ha llegado ha ser incluso, parte importantísima del discurso diplomático de nuestra cancillería y también, ha representado el aumento de la burocracia dentro del Poder Ejecutivo Nacional con la creación de figuras especiales pero que no tienen más que buenas intenciones. Pienso que todo ello lo que alimenta es el apología y el tabú que impide enfrentar seriamente al fenómeno de la corrupción administrativa dada en el manejo de la cosa pública. En ello, Rómulo Betancourt ciertamente fue muy decidido y determinante; él nunca dejó en un segundo plano, su rol de líder luchador contra la corrupción. Prueba de ello la podemos apreciar en su conducta pública cuando ejerciendo sus derechos como ciudadano y dando el ejemplo como Presidente de la República solicita ante el Fiscal General de la República la apertura de una investigación sobre unos hechos que fueron denunciados por un ciudadano en el Diario El Mundo del 09 de abril de 1.962. Se hizo la investigación y los tribunales penales concluyeron que las declaraciones que ponían en tela de juicio la pulcritud de su gobierno eran absolutamente falsas. Posteriormente, Betancourt se abstuvo de ejercer la acción penal contra el falso denunciante dada la edad avanzada del mismo, y porque además, para él lo más importante era sin duda, el ánimo de esclarecer estas falsas imputaciones.




    La anotación y comentario de esta conducta la considero de gran importancia, puesto que culminado su Gobierno, ¿cuántas veces más ha solicitado un Presidente de la República al Fiscal General de la Nación, una investigación de esta naturaleza? Todo lo contrario, desde Betancourt a la fecha, dos Presidentes de la República han sido enjuiciados ante la Corte Suprema de Justicia, ambos, por el uso indebido de la Partida Secreta, gastos éstos que por cierto fueron también eliminados por Betancourt cuando constó al frente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, según Decreto No. 25, fechado el 30 de octubre de 1.945 y publicado en la Gaceta Oficial No. 21.847 del mismo día y el cual fue comunicado al país en la noche de ese mismo día en su primera alocución. Las ironías del destino han mostrado que dos de sus discípulos de Acción Democrática, son los Presidentes enjuiciados.

    Bien en la oposición, bien en el Gobierno, o bien en su vida personal, Rómulo Betancourt queda Venezuela y el mundo como un extraordinario ejemplo de los conceptos que aquí estamos considerando. Un ejemplo que debemos seguir y procurar hacer trascender en la mente de los ciudadanos, más en aquellos cuya actividad principal en estos días es la de la búsqueda de los votos por alcanzar el Poder Político. La Historia de Venezuela está llena de muchos ejemplos buenos y muy válidos de como pueden y deben ir acompañados los conceptos éticos y morales con el manejo de la cosa pública. Para lograr ello, debe contarse con un patrimonio valorativo, con una escala de valores sin distorsión, enriquecedora del espíritu y útil en la acción de gobierno. Que quede este mensaje en la mente de quienes pretendan gobernar este país, sin apologías, sin tabúes y con sentido de trascender en su historia.

    Preliminar: Aproximación a una acepción de "ETICA"

    No pretende este ensayo realizar un esbozo de las distintas corrientes que a lo largo de la historia de la filosofía han pautado distintas concepciones y consideraciones de lo que es la ética. Sin embargo, podemos apreciar de modo muy general, que unas veces se ha identificado la ética con la moral, y otras, se ha supeditado la primera a la segunda o a la inversa. Hoy día, algunos consideran, "que la ética estudia el problema del bien y del mal y el de la conducta humana, independientemente del conjunto de normas que de hecho rigen esa conducta en un momento dado, en tanto que la moral estudiaría esas normas y las distintas formas que cobran en las comunidades humanas" (4). Haciendo un brevísima referencia histórica en la obra recién señalada, podemos determinar por ejemplo, "que la ética como disciplina filosófica surge con las escuelas socráticas, donde lo que más importaba era la obtención de la sabiduría, entendida ésta como conducta en el mundo y no como simple saber acerca de él; Platón funda la ética en el amor que, mediante la purificación de las pasiones, hace que el espíritu ascienda a la contemplación del soberano bien, identificado con la verdad y la belleza; Aristóteles echa las bases de la ética intelectualista, y llama virtudes precisamente éticas a aquellas que resultan de la aplicación de la inteligencia a la conducta"; en el siglo XIX surgen las doctrinas éticas a las que se les añaden un gran contenido político y social y ya en el presente siglo por concluir, surgen las concepciones espiritualistas, entre cuyos máximos exponentes podemos encontrar a Bergson con su obra "Las dos fuentes de la moral y de la religión"; a Croce; a Max Scheler dentro de la filosofía de los valores; sólo por citar algunos.

    Para intentar aproximarme a los aspectos éticos que pueden derivarse de las conductas asumidas por el Presidente Betancourt en su obra de gobierno, parto de la concepción general que entiende que "la ética estudia el problema del bien y del mal y el de las conductas", por supuesto, haciendo un juicio muy subjetivo sobre las conductas de gobierno del personaje, derivadas éstas de sus documentos de gobierno, y clasificadas (esas conductas) en algunos parámetros bobamente identificatorios de las áreas de acción de gobierno en donde principalmente se dieron, ya como políticas públicas concretas.

    Puede el lector enjuiciarme por lo arbitrario de mi interpretación, pero como toda creación humana está llena de la subjetividad de los autores, la mía no es excepción, sino una simple metodología de trabajo que permite el análisis de conductas y actitudes particulares para apreciarlas en el rango de las virtudes que tuvo el gobernante, exaltando sus logros en ciertas áreas de la gerencia pública que acometió. No es más que una técnica de razonamiento inductivo.

    CAPÍTULO I:

    Betancourt: su ética y su valor

    Al comenzar este punto, necesariamente tengo que tratar el concepto de "valor", entendiéndolo como el "alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase" (5). Al analizar las conductas éticas de Betancourt, resalta de inmediato como pudo canalizarlas para lograr acometer con entereza y abnegada entrega, su máximo objetivo, cual era el de propulsar el concepto de democracia en Venezuela. Mucho fue lo que padeció, incluso, hasta un atentado contra su vida, para cumplir con el "valor cívico" que tiene que tener todo líder de un pueblo para impulsar sus creencias. Precisamente, esta noción del "valor", se vincula a lo que muchos llaman "la cualidad del alma, que mueve a cometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar sin miedo los peligros" de las acciones emprendidas. Y fue esta una característica de la lucha política de Rómulo Betancourt en las distintas posiciones políticas que vivió: en la oposición del régimen gomecista; ante los sucesos ocurridos el 18 de octubre de 1.945; al frente del primer gobierno constitucional de Venezuela una vez derrocado el dictador Pérez Jiménez; y en otro sentido, cuando constó ya fuera de los asuntos de gobierno y en su condición de Senador Vitalicio.

    A continuación, me aproximaré a algunos parámetros éticos en donde incluiré el análisis que hiciera de más de setenta y cinco documentos de gobierno contenidos en la publicación que antes cité (ver 1, up supra) y donde se puede apreciar la exaltación de los valores humanos que siempre hizo Betancourt: los de la democracia, la libertad y la institucionalidad; el valor y el rol de la educación, del trabajo y de la cultura; el respeto por los poderes públicos y por las Fuerzas Armadas Nacionales; la exaltación del recurso humano venezolano como valor patrio; la fe y confianza en el futuro de la República, y muy especialmente, los valores de la honestidad y la honradez en las funciones de gobierno, que formaron parte de su escala valoratriva personal. Los referidos a la honestidad y a la honradez, corresponderá a la segunda parte de este ensayo y se verá ampliado y reforzado por sus posicionamientos en otras etapas de su vida, más allá de su gestión de gobierno. Así, pienso que se tendrá en definitiva una visión bastante completa que puede ser profundizada con la libro de la bibliografía que se propone al final del análisis.

    1) Democracia, Libertad e Institucionalidad republicana:

    El discurso de Betancourt sobre la "democracia" constó signado por la defensa de este tipo de régimen de gobierno, repudiando de manera contundente a los regímenes de facto, y en especial, en él se observa un ataque feroz contra el gobierno instaurado por Fidel Castro en Cuba. Llegó a romper relaciones diplomáticas con él y a proponer en la Organización de Estados Americanos, acciones internacionales concretas para aislar al régimen castrista apoyado por las ideas sovietizantes. En este mismo sentido, y para defender a la democracia en América y el mundo, propiciaba el aislamiento económico contra los gobiernos dictatoriales, así como la imposibilidad de asilo político para sus dictadores a quienes consideraba sencillamente, como prófugos de la justicia ordinaria. En el discurso pronunciado por Betancourt al inaugurar el II Congreso Interamericano Pro Democracia y Libertad, en 1.960 (6), puede verse prácticamente, un recetario de acciones específicas que sostenía, y debían ser tomadas a nivel internacional. Constituyó ello una posición de defensa acérrima del sistema democrático durante todo su mandato. En telegrama dirigido al Secretario General de la O.E.A., Señor José A. Mora (7) ratifica su posición ideológica sobre las sanciones internacionales contra los gobiernos de facto. Recomiendo leer además el telegrama dirigido al Presidente de la República Argentina, Frondizi (8) y en las declaraciones dadas durante la entrevista personal que tuvo con él (9) a su paso por las costas venezolanas y en donde expone ideas similares, y el mensaje enviado a los Presidentes Latinoamericanos el 23.03.1.962 con motivo del derrocamiento del Presidente Frondizi (10).

    Vale la pena detenerse un momento ante la conducta de Betancourt a causa del derrocamiento del Presidente argentino Frondizi. En efecto, al igual que en el caso de Cuba, asume una posición de no mantener relaciones diplomáticas y de no reconocer al gobierno de facto que en ese entonces se apoderó del poder en Argentina. Demuestra en la acción, su coherencia dentro de su pensamiento político democrático. Ratifica su posición internacional en este tema de modo absolutamente expreso y dejando constancia escrita de ello, y ordena en consecuencia, el regreso de todo el personal diplomático habido en la delegación de Venezuela en Buenos Aires.

    Otras libros de los documentos de gobierno de Rómulo Betancourt, insisten en la defensa de la democracia atacando al comunismo. El lector puede profundizar más en detalles con la libro de la rueda de prensa dada en la Casa del Gobernador de Nueva York, Señor Nelson Rockefeller en el año de 1.963 (11) y en la cual éste elogia a Betancourt por su lucha decidida por la libertad y la dignidad humana, siendo ello un ejemplo para la América Latina. En esta ocasión, el Presidente Betancourt destacó la aptitud y la capacidad del pueblo venezolano para vivir dentro de la democracia, y volvió a fustigar al régimen cubano. En esa misma gira presidencial a Estados Unidos de Norteamérica, Betancourt llegó a Miami y dio su mensaje a la población cubana en el exilio, donde pudo ratificar los esfuerzos de su gobierno "para que termine lo más pronto posible con la vergüenza de que una Patria de Libertadores, esté ahora esclavizada por un régimen instrumento de la U.R.S.S." (12). Una posición aún más fuerte de ataque al régimen de Castro, observó Betancourt en una misiva dirigida al Nuncio Apostólico acreditado en Caracas , donde por primera vez introduce una presión frente a la comunidad internacional, "la cual habría de escoger entre comerciar, invertir en Cuba o en Venezuela" (13). Venezuela será inamistosa con quienes sean amistosos con el gobierno de Cuba.

    Otros documentos presentan la actitud del gobierno de Betancourt de respeto al diálogo franco con las fuerzas vivas del país; de respeto al régimen de libertades garantizado por la vigencia de un Estado de Derecho, regido por una Constitución, y con ocasión del acto solemne en el Salón Elíptico del Capitolio, al poner el ejecútese a la Constitución de la República, el día 23 de enero de 1.961 (14), Betancourt hace un fiel juramento a su cumplimiento y se muestra absolutamente decidido a hacer uso de todos los instrumentos dados por la Carta Magna para impedir que el orden público se subvierta. Su conducta es la de defensa franca al Estado de Derecho frente a la conspiración totalitaria. En ese acto, le pide a todos los venezolanos, independientemente de cual fuese su apreciación subjetiva sobre los sistemas de gobierno, que ajusten su conducta pública a la Constitución Nacional. Aquí, se desprende un profundo respeto por el ciudadano, pero también significa un elocuente aviso del Imperio de la Ley Fundamental y su decisión a hacerla respetar. Por eso, pidió al pueblo que "la lea y la estudie debidamente".

    Significado especial en cuanto al tema de la "defensa de las instituciones" en la que siempre insistió Rómulo Betancourt, se contiene al telegrama dirigido a su viejo amigo, el Dr. Joaquín Gabaldón Márquez el día 23.03.1962 (15) ante la insistencia de éste para que el Presidente intercediera por unos jóvenes que habían sido detenidos en un intento de rebelar a un cuartel militar. En esa oportunidad, el Presidente Betancourt expresa su temperamento y convicción por la clemencia, pero también acierta en decir, que como Jefe de Estado, debe garantizar la tranquilidad nacional y no debe dejarse guiar por impulsos subjetivos cuando está en juego la defensa de las instituciones. Es un detalle más del carácter decidido de Rómulo Betancourt en su acción de gobierno.

    Betancourt tenía clarísima la idea de que el deber fundamental del gobierno era el de mantener y defender el orden público. Es así, como en el mensaje enviado al Congreso Nacional con motivo de las suspensión de las garantías constitucionales el día 25.03.1962 (16), expone que se ve en la necesidad de utilizar y de aplicar leyes y disposiciones vigentes, cualquiera que haya sido su origen, cuando el legislativo no ha dotado al Ejecutivo de instrumentos legales para mantener y preservar el equilibrio social. "No hacerlo, significaría proceder al arbitrio o apelar a triquiñuelas de rabulería, lejos de la mentalidad y de la filosofía del gobierno que presido".

    Como corolario de este título, es preciso presentar la postura ética de Betancourt en su intento de seguir lo más exacto posible las enseñanzas de nuestro Libertador Simón Bolívar. Puede verse en su discurso oficial dado con motivo del Acto de Graduación conjunta de oficiales de las cuatro fuerzas armadas, el día 07.07.1961 (17), la remembranza que hace de la doctrina bolivariana recogida en la voz del Libertador ante el Congreso de Angostura en 1819: "No combatiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aún por la gloria, sino tan solo por la libertad, títulos de Libertadores de la República, son sus dignos galardones". En esa misma ocasión, señaló el Presidente Betancourt, que la Fuerzas Armadas de la República estaban subordinadas a su Gobierno constitucional y sus leyes, como una línea indivisible de su conducta. Fue un gran mensaje de libertad y en donde dejó en claro que el brazo armado de la República debía ser respetuoso de la Carta Magna para permitir el trabajo provechoso del resto de la sociedad en provecho de la nación; concluyó.

    2) El valor y el rol de la educación y de los educadores:

    Como casi todas las acciones de gobierno de Betancourt, por supuesto que guardando las distancias espaciales y temporales, en la materia educativa también siguió los mandamientos derivados de la doctrina bolivariana. Con frecuencia citaba los pensamientos de Bolívar: "Moral y luces son nuestras primeras necesidades"; "Un pueblo ignorante es ciego instrumento de su propia destrucción". Y sin duda alguna, el apoyo a la educación a inicios de la democracia desde 1.958, es incuestionable. No es motivo del presente trabajo detallar aquí la inversión económica y el salto gigantesco que se dio en el campo de la educación del pueblo. Tanto la educación superior como la educación básica e intermedia se vieron altamente beneficiadas en los inicios de la democracia.

    Se estimuló mucho la creación de nuevas universidades en el interior del país, siendo la política del gobierno, mejorar las ya existentes en la provincia y no estimular su crecimiento exagerado, para evitar los problemas administrativos y presupuestarios.

    El país se llenó de escuelas y se fortaleció el Magisterio. Sólo una cuestión siempre le preocupó a Rómulo Betancourt sobre los educadores, y era la responsabilidad que éstos debían tener en las aulas de clase para con los alumnos: "La responsabilidad no acaba con impartir buenas lecciones del pensum escolar"; se requiere "responsabilidad para acabar con la escuela política" (18), haciendo alusión evidente a que algunos maestros, desviando sus caminos, le inculcaban ideas de odio en contra de la democracia y en pro de las ideas comunistas, castristas y soviéticas.

    Para que el lector tenga una idea más exacta de la transformación educativa de Venezuela en el quinquenio de Betancourt, le sugiero la libro del último discurso por él pronunciado con motivo de la celebración del "Día del Maestro" en el Teatro Municipal de Caracas el día 15 de enero de 1.964 (19).

    Son contundentes las cifras en todas las áreas de la educación: básica, técnica, media y universitaria. También, los organismos de apoyo al personal docente en ellas, fueron auxiliados como no lo ha hecho ninguna administración anterior o posterior que haya regido los destinos de la Patria. Como una pequeña prueba de ello, es necesario reflejar la siguiente situación: lo que se hizo en el período de gobierno entre los años de 1.959 y 1.964 representa un hito histórico, porque se construyeron 6.300 aulas para alojar a 315.000 alumnos, en contraposición a las 5.600 aulas para 284.000 estudiantes que fueron construidas entre 1.904 y 1.958. Justo es reconocer también, la asesoría del Doctor Luis Beltran Prieto Figueroa, adalid de la educación nacional y latinoamericana, al gobierno de Betancourt. Sin duda, fue una verdadera revolución que se hizo con los libros, resaltando los valores de libertad, democracia, de la República. Esa Revolución aún está pendiente y quizás su nuevo líder sea el Doctor Luis Alberto Machado, cuyo planteamiento político de fondo, quizás sea el más importante para la supervivencia de Venezuela como Estado: "La Democratización de la Inteligencia".

    La exacta coherencia entre lo que pensaba Rómulo Betancourt sobre la educación y su fiel seguimiento de la doctrina bolivariana, y lo que realmente hizo, confirma y ratifica su posicionamiento ético en el campo social más vital de la Patria, lejos de toda hipocresía y de cualquier politiquería; y lo más importante, demostrando que en el régimen de las libertades públicas, la democracia que el construyó, arropó con creces, tanto en infraestructura física como en valorización del recurso humano docente, al oscurantismo educativo que existió en las varias dictaduras que ha padecido Venezuela en toda su historia. Me atrevo a decir que la ética del Presidente Betancourt tiene su máximo parámetro en la transformación educativa que logró en la sociedad venezolana. Es un ejemplo que hay que traer al presente, en especial cuando el actual Ministro de Educación de la segunda presidencia de Rafael Caldera, ha declarado y aceptado públicamente que la "¡educación en Venezuela es un fraude!" Le dejo a su imaginación, amigo lector, la decisión que habría tomado el Presidente Betancourt ante una declaración de esta naturaleza. ¿La gestión del Presidente Caldera, ha erradicado el fraude educativo o más bien se ha hecho cómplice del él?

    El balance educativo del gobierno de Rómulo Betancourt debería ser imitado por quien aspire a gobernar a Venezuela. He allí su máxima lección ética en la Presidencia de la República.

    3) El valor del trabajo:

    Son muy numerosos los documentos de gobierno de donde se pueden desprender, no sólo la valoración del recurso humano que construye a la república (una construcción no sólo en lo físico o transformadora del medio ambiente) sino que el Presidente Betancourt brindó una lección pedagógica sobre la generación de la riqueza a través del sincero y desvelador esfuerzo de sus trabajadores, a quienes les pedía que se olvidaran de la obtención de la riqueza fácil.

    En virtud del contenido pedagógico y formador de sus palabras pronunciadas con motivo de la celebración del "Día del Trabajador" el primero de mayo de 1.961 (20), me perapología abusar del lector para copiar textualmente un párrafo revelador del pensamiento del Presidente Betancourt: "He insistido mucho, y seguiré insistiendo, con intención si se quiere pedagógica, en que si algo necesitamos en este país es olvidar el señuelo de la riqueza fácil de la politiquería andante, y de dedicarnos todos, cada uno en la esfera de su actividad, a trabajar empeñosamente. El hecho de que hayamos recibido en Venezuela el privilegio no esperado del petróleo, ha determinado un cambio en la mentalidad de muchos venezolanos. Tendemos a esperarlo todo de la especulación fácil o de los golpes de azar, de sacarnos el premio gordo de la lotería o un millón de bolívares en las carreras de caballos. Si algún esfuerzo debemos hacer todos los venezolanos es el de crear la clara conciencia en el país de que las naciones se hacen fuertes mediante el trabajo terco, laborioso, de sus hijos". Hermosas palabras imprescindibles de releer en los tiempos que pasan hoy día, donde desde 1.964 a 1.998, momento de redactar estas líneas, los gobiernos habidos a partir de 1.974 al presente, se han tragado los centenares de miles de millones de dólares sin hacer verdaderos cambios como los hecho por el Presidente Betancourt en el campo educativo o de la sanidad pública.

    Aunque probablemente no resulte tan cortés ni sea sensato para la memoria del homenajeado Rómulo Betancourt en estos noventa años de su nacimiento, estar criticando a los gerentes públicos, pienso que es pedagógico la lección que él dio a la luz de los resultados obtenidos en su gestión. Y desde luego, hubo muchas cosas que se dejaron de hacer en su gestión, y quizás otras más que se hicieron mal. Pero Betancourt no se creía infalible y asumía sus errores. La corrección de rumbos fue otra de sus características como gobernante. Admitir públicamente que se podía equivocar es otro de los niveles éticos que en este análisis no se profundiza pero que es bueno señalar. Lamentablemente, Rómulo Betancourt, a parte de atender los asuntos administrativos cotidianos del quehacer de la República, tuvo que gastar partes de sus energías en mantener el orden público, pero sus resultados fueron óptimos si consideramos que se lograron en un clima de excepción y donde el acoso de las ideologías comunistas y castristas fueron permanentes. Su espíritu de lucha lo llevó a conservar su vida, a seguir trabajando por el país, y en convertirse en ejemplo de trabajo para su pueblo.

    4) El valor de la cultura:

    Metodológicamente, sobre este punto pudo reflexionarse en el numeral "2", arriba comentado, pero lo hago aquí de manera separada, por considerar que los planteamientos que sobre la cultura hizo Rómulo Betancourt, son más universales en este aspecto. Cultura es toda creación humana, por lo que aunque las apreciaciones sobre la educación, deberían estar inmersas aquí, deseo citar, unas breves palabras suyas en el acto de la toma de posesión de las autoridades derechorales de la Universidad de Carabobo, en el año de 1.959 (21); dijo el Presidente: "Alguien dijo una vez que había una profesión universal: la de hombre. Añadiría que la de hombre-ciudadano. Nuestro pueblo lo que necesita, fundamentalmente, es cultura. Cuando se logre adquirir un alto nivel cultural, si podremos llamarnos pueblo de avanzada, pueblo pionero, pueblo baquiano de nuestra América". En este discurso se hace mención también a la autonomía universitaria y al apoyo del gobierno nacional en la construcción de la infraestructura física de la planta universitaria del país; pero ello forma parte del balance educativo de su gestión, cuya libro sugerí líneas más arriba.

    Nunca desaprovechó Betancourt la oportunidad de achacarle el atraso cultural y el analfabetismo a los gobiernos dictatoriales. Así lo hace en su discurso con motivo del acto de inauguración de la Universidad de Oriente, pronunciado en la noche del día 29.05.1960 (22). La democracia, entre otros factores por lo hecho por él en su gobierno en el campo educativo, sin ningún temor, puede vociferar tal afirmación. Sólo que estamos retrocediendo a niveles peligrosos y muy rápidamente, poniendo severamente en peligro la calidad de nuestra educación. Por interpretación de lo dicho por el Ministro de Educación Cárdenas, de la actual gestión del Doctor Caldera, ello constituye un serio revés para la democracia ya cristalizado por su famosa frase, antes comentada. Si algo bueno se ha hecho en la educación venezolana en estos últimos diez años, quedó opacado por los comentarios imprudentes de este funcionario público.

    Quiero asirme de toda la libertad que da la cédula para invitarlos a todos a celebrar este nuevo aniversario del natalicio de Don Rómulo Betancourt para profundizar en el estudio de su política educativa y cultural y también para decirle a nuestros actuales gobernantes, al Presidente de la República, a su Ministro de Educación y a los venezolanos con posición de poder tanto en el sector público como privado, que desde ya podemos reactivar la Revolución de la Educación; allí están los planes de un venezolano reconocido universalmente, el Doctor Luis Alberto Machado, cuyo posicionamiento político sobre la educación y la inteligencia me perapología traer a colación por el gran valor ético que contiene; dice Machado en algún párrafo de su obra "El Derecho a Ser Inteligente" (23) una verdad del tamaño de un templo: "La obra fundamental del Estado es la educación. Gobernar es educar. Y no puede haber una tarea más importante para un gobierno, que procurar que aumente la inteligencia del pueblo. Hoy gobernar debe ser, pues, enseñar inteligencia. Toda la acción social debe dirigirse hacia la consecución de este objetivo prioritario: aumentar substancialmente el cociente intelectual de los pueblos...La enseñanza de la inteligencia es un asunto de Estado..." Creo en los resultados educativos del gobierno del Presidente Betancourt, ello me ha impresionado infinitamente; y también creo que el mejor regalo que podemos hacerle a su memoria educativa es rescatar los planes y programas del Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia. Ellos han dado luces en todo el mundo para el progreso cultural de otras sociedades, y como venezolano, grito y pregunto ante mi Venezuela: ¿por qué en el extranjero reconocen a nuestros intelectos y aquí reina la mediocridad más mezquina que impide el progreso educativo? Piense el lector un momento, ¿qué más hubiese podido hacer Betancourt si además de un Prieto Figueroa hubiese contado con un Luis Alberto Machado?

    5) El respeto por los Poderes Públicos y por las Fuerzas Armadas Nacionales:

    La convicción democrática de Betancourt queda sellada sin medias tintas con su actitud de no permitir la interferencia del Poder Ejecutivo Nacional en aquellas áreas que no son de su competencia y que les son atribuidas por ley exclusivamente, al Poder Legislativo o al Poder Judicial. Durante su mandato esto fue una constante: los miembros del Gabinete Ejecutivo acudieron al Congreso cuando así les fue solicitado. El Congreso hizo observaciones a proyectos de ley presentados por el Ejecutivo Nacional, y en muchos casos fueron modificados. Ello quedó ratificado en sus palabras para responder a las Comisiones del Congreso que le participaron la clausura de las sesiones ordinarias, el día 27.07.1959 en donde además añadió: "Debo decir como contrapartida, que el Poder Ejecutivo se siente profundamente impresionado por la actitud del Poder Legislativo, que en ningún momento pretendió invadir las esferas de acción que constitucionalmente son privativas del Ejecutivo. Es que estamos convencidos todos, de que en un Estado moderno, la división de poderes no significa contraposición y pugna de poderes, y de que el Ejecutivo, Legislativo y Judicial debemos marchar unidos hacia el logro de la Venezuela que todos deseamos" (24). Este tipo de actitud se protagonizó durante todo su mandato. Más allá de un simple elogio protocolar, en ese acto el Presidente de la República salió en defensa del Congreso Nacional, ente el cual según decir de Betancourt, "ha sido objeto de críticas por parte de los inadaptados al nuevo clima democrático del país, por parte de impacientes o de personas con insuficiente información". La crítica fundamental era que tanto el Ejecutivo como el Legislativo eran "inmovilistas" a lo que el Presidente Betancourt señaló que "el régimen democrático se caracteriza por tomar decisiones pensadamente".

    Referencia especial merece la ética del Presidente Betancourt, quien estaba en contra de la parcialización política de los jueces. Es más, en un mensaje (25) enviado a varios ciudadanos encarcelados en la Cárcel Pública de Coro, según sentencia de un juez del Estado Falcón de tendencia política "izquierdista" y quien decidió con un marcado perfil político, se deriva la más absoluta imparcialidad y deseo de no interferir del Presidente, aún cuando manifiesta no estar conforme con esa decisión judicial. A mi criterio, se denotan los siguientes aspectos éticos en defensa de la institucionalidad democrática, altamente importantes, a saber: a) respeta la autonomía del Poder Judicial. Mantiene una posición respetuosa de los poderes públicos. En esa ocasión escribió: "Como gobernante respetuoso de los poderes nada puedo hacer para impedir el cumplimiento de la decisión del juez..."; b) conserva su criterio como ciudadano de criticar severamente a los jueces parcializados, "y quienes no sentencian como árbitros imparciales, sino como ejecutores de órdenes de comandos hostiles al sistema democrático y representativo de gobierno, porque ellos sólo anhelan para Venezuela un sistema totalitario, a la rusa o a la cubana"; y c) como Presidente de la República, pone empeño en el perfeccionamiento del sistema democrático, y manifiesta su "acuerdo con el Ministro de Justicia en la necesidad de ir eliminando del ejercicio de la judicatura a quienes no puedan aplicar unas leyes en las cuales no creen". Sobre los motivos de la acción judicial en contra de estos ciudadanos, no haré mayores comentarios, por lo que invito al lector a leer el mensaje telegráfico referido. Sólo agregaré, que el auto de detención lo dictó el juez por un delito por él calificado de difamación.

    El Presidente Betancourt, exaltando al Poder Judicial en sus palabras pronunciadas en el acto de condecoración a sus miembros, dijo en Miraflores el día 17 de septiembre de 1.962 , ratificando la autonomía de los jueces: "...los hombres que integramos el Poder Ejecutivo no tenemos ningún inconveniente en que se sancione a quien incumpla con las normas de ética que deben regir en toda la administración pública, así el Consejo Judicial tiene que agilizar los trámites para que los jueces de dudosa ética no continúen deshonrando la judicatura" (26). El problema de la falta de ética de los jueces no es nuevo en el país. El Libertador Simón Bolívar ya había avizorado con suficiente tino el problema de la corrupción administrativa en su época. Dos Decretos por él dictados, dan fe de la gravedad de la situación y de lo severo e implacable que era con las penas señaladas en tales normas. En ambos, el primero, de fecha 11 de septiembre de 1.813 dictado en Puerto Cabello (27); y el segundo, de fecha 12 de enero de 1.824 suscrito en el Palacio Dictatorial de Lima, en Perú (28), señala que los jueces a quienes les correspondiere aplicar la pena capital contra los funcionarios públicos que tomaran para sí fondos públicos y dejaren de aplicarla, sufrirían la misma pena.

    Aunque Venezuela se ubica en la corriente criminológica mundial de países abolicionistas de la pena de muerte como forma de castigar ciertos delitos y no podría ya aplicarse este tipo de penas superadas acertadamente históricamente sin contravenir nuestra Constitución Nacional, es conveniente que los jueces "caminantes de caminos sinuosos" divorciados de la línea recta de la justicia, sean sancionados para evitar que la impunidad como concepto, sea una constante en la vida republicana y un mal ejemplo para los ciudadanos. Entiendo que ese era el mensaje del Presidente Betancourt en su mandato. Él, durante ese mismo acto de condecoración a los miembros del Poder Judicial, también coincidió históricamente con el Libertador sobre la forma de proceder los jueces en el dictado de sanciones contra el delito de peculado: "Los jueces en Venezuela tienen que adaptarse a realidades nuevas. En Venezuela antes no era un delito robar los dineros públicos y eso ha determinado tal vez cierta lenidad en los jueces cuando se trata de juzgar a reos de peculado. Parece que es más merecedor de sanción el reo del delito de abigeato que se roba unas cuantas reses en el Llano que quien desfalca dineros públicos. Dentro de la nueva moral administrativa, que es por otra parte la moral administrativa en todas las sociedades democráticas bien organizadas, no hay delito más vituperable, ni merecedor de mayor sanción, que el delito de peculado..." Más adelante volveré sobre el tema, aunque desde otra arista distinta a la responsabilidad de los jueces que aquí trato.

    En un sistema democrático, "la justicia es la reina de las virtudes republicanas" así nos lo enseña Bolívar y la historia de aquellos países donde el Poder Judicial ha dado grandes lecciones éticas con sus decisiones. Un Poder Judicial que tome decisiones por convicciones, haciendo respetar la moralidad pública implícita en el espíritu de las leyes y con ánimos de perfeccionar el ordenamiento jurídico de la República a través de sus interpretaciones dadas en sus diarias decisiones para resolver los conflictos por él conocido, ¡eso es lo que requiere Venezuela con urgencia! Pero, quiero dejar de nuevo una reflexión crítica: ¿basta con el respeto que pueda tener el Presidente de la República para con el Poder Judicial, cuando el procedimiento de selección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por ejemplo, permite su interferencia mediante la representación política del partido de gobierno, o en todo caso, de los acuerdos que el propio Poder Legislativo por su cuenta haga al momento de efectuar la selección? Tenemos instaurada la hipocresía de la política en los poderes públicos que continuamente viola la virginidad y la pureza que requiere la "Reina de los poderes", la Justicia, para que sea imparcial y sea capaz de tomar decisiones por propia convicción y no atendiendo a las consideraciones propias de las presiones políticas que en un momento de la vida pública puedan existir en la sociedad.

    Por supuesto, el Presidente de la República, de manera expresa puede contribuir con la transformación positiva del Poder Judicial, adoptando posturas éticas como las tenidas por el Presidente Betancourt en su época. En su presidencia existieron circunstancias complejas que también aquejaban al sector judicial, pero no son ni siquiera similares a las de hoy día, donde el manto de las sombras se ha adueñado del Poder Judicial en una buena parte. Crisis presupuestaria porque no se considera importante el sector justicia, pero también crisis de hombres, porque no se ha apostado a la formación de una sana, noble y verdadera generación de jueces honorables, fuertes en sus conocimientos jurídicos, más altos aún en lo ético y moral. La lección de Betancourt quedará como respeto del Poder Judicial.

    6) Confianza en el futuro de la República y exaltación del recurso humano venezolano:

    Rómulo Betancourt siempre dio el estímulo necesario y oportuno a sus conciudadanos para vivir y mantener el régimen democrático. Luchó y venció a sus opositores respetando y con aires de clemencia para sus opositores, aún para aquellos que fueron los más reaccionarios, siguiendo la doctrina bolivariana que lo orientó y guió en el respeto de la vida humana. Repugnó los métodos de violencia para mantener el orden público. Ahora bien, también señalaba, como lo hizo en su época Bolívar, que el delito político no podía quedar impune y abrigaba confianza en los tribunales juzgadores, marcando así una diferencia con la política de fusilamiento del régimen cubano. Ver mensaje a la nación con motivo de la llegada del Año Nuevo, el primero de enero de 1.961 (29).

    Como parte de ese estímulo, creo que debe tenerse en cuenta el discurso dado por Betancourt, finalizando ese mismo mes de enero de 1.961, cuando acude el día 31 al acto de clausura de la Convención de Industriales de Caracas. Estimo que en él se presenta un estímulo tendente a la elevación de la autoestima del venezolano, cuestión ésta que está asociada a los procesos de corrupción, a juicio del criminólogo Juan Manuel Mayorca. La valoración del recurso humano venezolano, quedó plasmada con las siguientes palabras: "...el Presidente y los Ministros del Despacho ejecutivo, hemos pugnado tercamente porque se cumpla el Decreto Compre Venezolano" Y se asume que era una manera de estimular también a los industriales para producir en el país y minimizar las importaciones, "porque tenemos lógico interés nacionalista de que Venezuela consuma lo que produzca". Allí ratifico desde luego, el deseo del gobierno de promover la industrialización de Venezuela.

    Esa confianza en su pueblo, en sus ciudadanos, siempre la exaltó Betancourt. Lo hizo a cada momento. Vemos así como valora nuevamente la riqueza humana venezolana al referirse a los logros del país en la erradicación de la endemia malárica que tantas víctimas cobró, en el acto de inauguración del Segundo Congreso Venezolano de Salud Pública en el año de 1.961. Venezuela presentaba antes de esa fecha (1.945), un millón de infectados por año; dijo el Presidente: "...La cruzada fue iniciada con fervor misionero por quien es hoy titular del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, Dr. Arnoldo Gabaldón, y en 1.961 podemos señalar con orgullo, cómo después de Estados Unidos y de la Unión Soviética, Venezuela es el tercer país del mundo donde proporcionalmente a su población hay un mayor número de habitantes protegidos contra el flagelo palúdico" (30). Su creencia en lo que hacía le permitió a Betancourt en el área de la sanidad, destinar el 9% del monto total del presupuesto nacional.

    Otro acto donde Betancourt resalta el valor del gentilicio venezolano, fue el realizado con motivo de la inauguración del Hospital Luis Razetti de Barcelona, en el Estado Anzoátegui. Hubo una especial preocupación por su gobierno en cuanto a la sanidad del pueblo. Existió una política sanitarista muy bien definida que apuntaba también hacia los aspectos preventivos. La valorización del recurso humano venezolano se daba, en la política sanitaria del ejecutivo, tanto en sus medios como en sus fines. En esa ocasión, Betancourt señaló: "La democracia es un régimen de honradez administrativa, en que los dineros públicos de los contribuyentes se reinvierten en beneficio de la comunidad y no sirven para enriquecer a los gobernantes" (31), esa fue su máxima de respeto al ciudadano.

    ¿Qué nos ha pasado como pueblo en estos años, donde las endemias han resucitado contra nuestra población? ¿Falta de gerencia, de voluntad de trabajo, de planes y programas especiales o de amor a la Patria? Posiblemente la respuesta esté dada por una concurrencia de todos estos factores, que nos impide contar con una visión de país que sea compartida por todos los ciudadanos. Allí está el gran reto de los líderes democráticos que deseen reanimar a la República: hacer despertar un fervor nacional, en base a una idea del país que realmente nos conmueva de tal manera, que todos trabajemos unidos por el mejor presente y futuro del país. Como joven, mi principal reflexión en el momento de conmemorar los 90 años de Rómulo Betancourt es que los rostros de los actores políticos que desde hace décadas conocemos los venezolanos siguen siendo los mismos. Y ellos han demostrado su incapacidad en darle la mayor felicidad al pueblo de Venezuela, por lo que resultaría ético que se convencieran de que su retiro es una cuestión de ética, a tenor de lo que hemos venido diciendo hasta el momento. En ello, Betancourt también mostró un gran acierto, cuando como Ex-Presidente de la República se dedicó a la cédula, al oficio del periodismo y con ello, a dar su ejemplo de que los ex-mandatarios no debían interferir en los asuntos de gobierno, para romper así con esa negativa tradición histórica en Venezuela, culminado en su máxima expresión, en su rechazo a la reelección presidencial.

    Esta actitud representaba en el fondo, su convencimiento y su fe tanto en el sistema democrático como en la generación de relevo político más que necesaria, conveniente en el país. Significa ello, una valorización más, una contribución invalorable a la autoestima del venezolano, pisoteada por los resultados históricos donde el relevo generacional ha sido vulnerado por la repetición en la Presidencia de la República de dos Ex-Presidentes. Sólo el ansia de poder y la soberbia humana, pueden justificar tales hechos. Calzo aquí, esa frase populachera dicha por el Ex-Presidente de la República, Luis Herrera Campins y que en una oportunidad lejana le escuché: "Líbrame Dios de ser lo que ya he sido".

    CAPÍTULO II:

    Algunas notas y comentarios sobre la honestidad y honradez de Rómulo Betancourt

    Ya en la introducción de este ensayo hice algunas referencias sobre el contenido de los conceptos de "honestidad" y "honradez" según la visión del criminólogo Juan Manuel Mayorca. Tales conceptos a la luz de muchos, representan y significan lo mismo y son tomados como sinónimos, pero la diferencia es determinante en este trabajo. A la concepción del Doctor Mayorca, es necesario recordar lo que escribe el Diccionario de la Lengua "Argos": "Honestidad: decencia y moderación en la persona, acciones y palabras. Recato, pudor. Urbanidad, decoro, modestia". "Honradez: calidad de probo. Proceder derecho, propio del hombre probo". Y estas nociones estuvieron siempre sumamente presentes en Betancourt cuando le correspondió ejercer las funciones públicas en las distintas épocas de su vida.

    Para este trabajo, analicé muchos documentos de su gobierno, los cuales por razones de tiempo y de espacio, no puedo referirlos aquí en su totalidad; muchos de ellos son referidos en obras de otros autores y del mismo Betancourt. Pero lo importante no es sólo decirle al lector cual es la posición del personaje estudiado, sino además, extraer las conductas ejemplares e interpretarlas a la luz del presente. Y cuando me refiero al presente, lo hago no sólo en el ámbito de la administración pública sino de lo que podemos cada uno hacer en nuestro ámbito más íntimo, nuestras familias y amistades para poner en práctica conductas enaltecedoras de los conceptos antes señalados.

    Betancourt siguió con celo una línea administrativa pulcra orientada por el pensamiento bolivariano. Contó con Ministros dentro de su gabinete ejecutivo de envidiables valores éticos y morales. Ni la mala jugada que el destino le hizo a causa del atentado contra su vida que le quemó sus manos y parte del rostro, levanta en lo más mínimo, sospecha sobre su honestidad y honradez en las funciones de gobierno.

    Como Presidente de la República, Betancourt luchó contra el tráfico de influencias; impuso el criterio de la austeridad en la inversión pública en contraposición a las opulencias de la dictadura; solicitó investigaciones ante la Fiscalía General de la República por noticias de prensa por él leídas; en síntesis, mantuvo un apego total durante su vida pública y personal a estas nociones.

    El discurso de Rómulo Betancourt en cuanto a su lucha contra la corrupción administrativa no se limitó bobamente a las palabras. Lo complementó con acciones y de allí su coherencia. Ya en el anterior capítulo he hecho algunas referencias a hechos y situaciones que tienen relación sobre el tema que corresponde a este segundo capítulo. No las citaré nuevamente, a menos que sean necesarias. Gobernantes, Ministros y otras categorías de funcionarios públicos posteriores a Betancourt, han tenido que recorrer las amarguras de los procesos penales que han puesto en tela de juicio la honestidad y honradez de sus personas. Otros en cambio, sin llegar a estos extremos, hacen alardes de su honradez administrativa pero han cometido omisiones tan importantes que comprometen severamente su honestidad.

    Pero no pretendo aprovechar estas líneas para hacer críticas a los gerentes públicos del presente. De ellos, la historia y quizás la justicia ordinaria, se encargarán de juzgarlos. Pasemos pues, a las anotaciones y comentarios que exaltan los valores de honestidad y de honradez en Don Rómulo Betancourt.

    1) Moralidad administrativa:

    En los mensajes presidenciales, siempre Betancourt mantuvo un apartado especial para referirse a los resultados concretos en su lucha contra la corrupción administrativa. Algunos extractos que haré en cada uno de los mensajes disponibles para este estudio, permitirán poner de manifiesto su posición ante este importante tema:

    Segundo Mensaje Presidencial (32): "...La honradez administrativa no le cede en rango a ninguna de las cualidades requeridas por el empleado público. Si bien en la plana mayor del Gobierno no se hace alarde de ella por considerarla atributo inherente a la personalidad y al concepto social de nuestro equipo, es preciso reconocer que no se ha logrado extirpar radicalmente en ciertos escalones medios y bajos de la Administración Pública los vicios del peculado, la malversación y el tráfico de influencias. Con la colaboración de la mayoría sana de la administración y de la colectividad se redoblarán los esfuerzos para dejar atrás, como mal recuerdo del pasado, esas taras administrativas..." Nótese aquí el valor que le da al concepto de "honradez" como atributo requerido por el funcionario público. Curiosamente, también hace además una tipología de "vicios administrativos" y confiesa las dificultades de su erradicación. Algo interesante de señalar, es el hecho de que el Presidente Betancourt estaba muy seguro en cuanto a que el atributo de la honradez lo tenían todos y cada uno de los funcionarios del "alto gobierno", porque es muy específico al ubicar los "vicios administrativos" en los niveles medios y bajos de la administración pública. Pide la colaboración de los funcionarios "sanos" y de la colectividad en general.

    Tercer Mensaje Presidencial (33): "Los personeros más responsables de la gestión pública en este Gobierno utilizan agua y jabón en el manejo de los dineros fiscales. Es aséptico su modo de comportarse en lo que a la moralidad administrativa se refiere. Nadie, a no ser un mentiroso profesional, podría decir que en Miraflores, en los despachos de los Ministros y en las gerencias o presidencias de los Institutos Autónomos, se practica el tráfico de influencias, el otorgamiento de contratos con porcentaje de participación para quienes lo otorgan, la confusión dolosa del peculio privado con los dineros del común..." "...Se procede por propia honradez y por el afán pedagógico de gobernar educando..." "...Una vez más ante el país, a través de su representación parlamentaria, ratifico el compromiso ya hecho de que en un Gobierno por mí presidido la inmoralidad administrativa será combatida en una guerra sin cuartel". Betancourt reitera la honradez administrativa en el alto gobierno, y señala como parte de las tipologías delictivas a combatir, la de las comisiones por el otorgamiento de los contratos. En este mismo mensaje, aunque no lo reflejo en el párrafo transcrito, el Presidente vuelve a señalar la dificultad de exterminar con estos males y pide una vez más, a la ciudadanía que denuncie con nombre y apellidos a quienes estén incursos en estos delitos contra la cosa pública. Culmina la parte de este tópico, destacando su férreo ánimo de combatir la "inmoralidad administrativa" sin tregua, dándole perseverancia a su actitud, la cual mantendría hasta que entregó la Presidencia a su sucesor.

    Cuarto Mensaje Presidencial (34): ya aquí se presentan cifras concretas sobre "la acción del régimen democrático contra la inmoralidad administrativa". Veamos el siguiente cuadro:

    Monografias.com

    En una parte de este mensaje, dice el Presidente: "La campaña contra los remanentes de corrupción administrativa que aún existen en determinados lugares, especialmente en los cuadros medios de la administración pública, habrá de seguir con un rigor que ojalá tenga correspondencia adecuada en los tribunales...Estoy convencido de que este objetivo no le cede en importancia a ningún otro de la gestión pública y el pueblo venezolano opina como yo en este sentido. Y estoy resuelto a que la historia diga que mi gobierno fue de manos limpias y alérgico al peculado..." Se ve en Betancourt una firme y obsesionada disposición de pulcritud administrativa que lo diferencie del vergonzoso pasado administrativo de lo público, especialmente de las dictaduras. En esta oportunidad, sitúa al fenómeno de la corrupción en los cuadros medios del gobierno. Sin duda alguna, puede concluirse el análisis, diciendo que los resultados presentados son contundentes y que se distribuyen dentro de la tipología de las irregularidades administrativas más comunes detectadas: déficit; substracción de fondos; avalúos imaginarios; cobro indebido de viáticos, etcétera.

    Quinto Mensaje Presidencial (35): el Presidente se remite aquí a lo dicho en el pasado mensaje. Ahora bien, acentuando su liderazgo de lucha contra la corrupción administrativa insiste: "Si algún empeño he tenido en mi vida pública es el de demostrar con mi propio ejemplo y con la intransigente manera con que vigilo la administración pública, que en Venezuela debe establecerse la norma de que ningún funcionario público se enriquezca ilícitamente a costa del fisco y del patrimonio nacional". Igualmente, expone sobre la manera de combatir "estos residuos de vicios", precisamente, denunciando seriamente; anima a "publicar con todos los detalles posibles las gestiones dolosas de quienes no sean leales a la ética y la pulcritud como funcionarios del Estado, o enviarme a mí todos los datos y recaudos de que dispongan, con la seguridad de que no se quedarán archivados en Miraflores sino que inmediatamente serán enviados a la Contraloría General de la República". A diferencia de los anteriores discursos, la conducta de Betancourt se demuestra aún más proactiva, cuando se coloca personalmente a la disposición del ciudadano para emprender las acusaciones que fueren necesarias. ¡Qué manera de un gobernante de dar el ejemplo! Ya veremos más adelante, como el Presidente actúa como denunciante ante la Fiscalía General de la República, demostrando una vez más su coherencia precisa entre lo que pensaba, decía y actuaba. Esa es la mejor política preventiva que un gobierno puede imponer contra la corrupción. Que su máximo líder sea quien esté al frente del campo de batalla.

    No puedo concluir la referencia a este mensaje sin mostrar al lector las cifras arrojadas por la actividad de la Contraloría General de la República sobre la fiscalización de la actividad administrativa. Conviene decir que las mismas obedecen a los cuatro años de gobierno y no a un año en particular; ello, para evitar confusiones innecesarias. Encontramos entonces:

    Monografias.com

    De estas cifras, dice el Presidente que 148 expedientes se iniciaron a solicitud de los Ministros del despacho y de los diderechores de institutos autónomos, es decir, el 43,27% del total de los casos. Para ese entonces, el 25,14% derivaron en causas judiciales; en cifras redondas, una cuarta parte del total de los casos. De todas formas, este último porcentaje seguramente pudo haber aumentado, puesto que los expedientes pasados al Cuerpo Técnico de Policía Judicial, y que representan el 16,66%, debieron tener algún final.

    Sexto Mensaje Presidencial (36): al igual que en todos los anteriores mensajes, el Presidente resalta su empreño y decisión de combatir la inmoralidad administrativa. Nunca se cansó de decirlo ni de actuar en consecuencia. Siguiendo al Libertador Simón Bolívar, a él siempre le importó muchísmo y valoró el tema de la moralidad pública. En esta ocasión, vuelve a insistir en las "malas herencias" de la dictadura derrocada el 23 de enero de 1.958 y que recibió el gobierno constitucional. También sabía que su labor profiláctica en el manejo de lo público, debía continuar; comentó entonces: "Decir que en estos años se ha logrado erradicar de Venezuela el peculado y los subproductos que le acompañan y complementan, sería una falsedad. Perviven los malolientes signos de la más indecente forma de robar, que es la apropiación indebida de dineros públicos. Pero mucho trecho se ha recorrido en la vía de la recuperación de la ética administrativa".

    En este momento del ensayo es oportuno señalar lo escrito por el criminólogo, Dr. Juan Manuel Mayorca, quien en su obra antes citada, escribió sobre Betancourt lo siguiente (37): "Una de las mejores maneras de conocer a un gobierno corrupto, es por su fariseísmo. De allí la tendencia a no ver sus tumores propios y a esgrimir frases como: "males del pasado" o "lacras de la administración anterior". Con Betancourt el estilo fue otro: "Durante el período constitucional, la Contraloría abrió y sustanció 422 expedientes de averiguaciones sobre irregularidades administrativas, resultando implicados en dichas averiguaciones 1.477 funcionarios. De los expedientes substanciados, 154 lo han sido a petición de los Ministros del despacho ejecutivo; 35 a petición de los institutos autónomos; 31 por denuncias de particulares y 202 de oficio por la Contraloría General de la República". "Y no fue una cuestión de oratoria transitoria. Por eso se conduele, ya en 1.978, de la pérdida progresiva de moral que ha sufrido la democracia y propone su famoso Tribunal de Honor, el cual, lamentablemente, nunca llegó a constituirse"(38). La crítica criminológica del Doctor Mayorca reconoce la actitud de Rómulo Betancourt en su pensamiento y acción en la lucha contra la corrupción administrativa.

    2) Algunos ejemplos de la honestidad y honradez de Rómulo Betancourt en el ejercicio de la Presidencia de la República:

    2.1) "Contra el tráfico de influencias y la inmoralidad administrativa" (39): mediante telegrama enviado por el Presidente Betancourt desde Valencia le informa al Presidente y a los demás miembros de la Comisión Investigadora de Enriquecimiento Ilícito, que se ha percatado por la libro de la prensa, que dicha Comisión "ha logrado precisar que una firma denominada Distribuidora Vemex ha venido haciendo ventas a algunos Despachos oficiales y obteniendo por ellas comisiones no justificadas...Los insto a llevar estas investigaciones hasta sus últimas consecuencias sin tomar en cuenta consideraciones ni restricciones de ninguna clase. Tengo confianza en la honradez administrativa de los titulares de los Despachos ejecutivos y estoy seguro de que si han habido manejos ilícitos es sin su consentimiento".

    En este mismo telegrama asegura el Presidente que a su llegada a Caracas, designará "una comisión especial para que haga por su propia cuenta una investigación a fondo de los hechos por ustedes públicamente denunciados" y promete elevar la denuncia ante la Fiscalía General de la República. Asimismo, enrostra a la dictadura tales perversidades públicas.

    Nunca hubo pérdida de tiempo para así actuar. En estos tiempos, la actitud del Ejecutivo habida bajo el mando de Betancourt, parece haber sido traspasado al Poder Legislativo a través de sus distintas comisiones. Es positivo que su función contralora aumente en eficiencia y eficacia, pero lo que no es conveniente para la democracia, es que el Poder Ejecutivo no asuma en iguales proporciones una conducta similar. La actitud que puede desempeñar el Presidente de la República personalmente, contra la corrupción

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